Hay una magia que se despierta cuando una mujer conoce su valor.
El camino para llegar allí no es fácil:
Vivimos inundados de una maratón publicitaria que se aprovecha de nuestro auto-desprecio y dudas.
Seguro que alguna vez ya te habrán dicho, a ti o a alguna amiga tuya, palabras que te hacían sentir menos. Juicios por tu color de piel o pelo, edad, o manera de ser. Lo que me hace sentir triste es que son tan corrientes que se han convertido en la norma diaria.
Y sí, eso existe, y podría continuar detallándote las razones externas que crean un sistema interno de (falta de) creencias dentro de cada una de nosotras, que hace que a veces te sientas pequeña.
Pero no quiero poner el foco en lo externo hoy…
Imagina un mundo donde cada mujer conoce su valor. Su valía. Sus dotes.
Incluida tú.
Un mundo en donde cada una se siente conectada con el poder que yace en su interior, que está siempre latiendo porque sientes tu vitalidad.
A tí, que estás leyendo estas líneas:
Te deseo que conozcas tu belleza
Tu resplandor
Tus dones
Tu brillo
Tu dotes.
Te deseo que te ames sin condiciones y abraces todos los aspectos de ti: lo dulce, lo neutro, incluso aquellas partes dolorosas que tal vez quieres esconder: Ellas también te hacen únicas.
Te deseo que valores progreso, por encima de perfección.
Te deseo que el ritmo de tu propio corazón te calme, sabiendo que en tu corazón se encuentra una profunda y valiosa medicina para ti y para el mundo.
Te deseo que siempre conozcas tu valor, y tu poder. Un valor que es intrínseco a tí, como ser humana.
Amate, tal y como eres, con tus luces y tus sombras.
Deseo que te veas a ti misma des del amor y la compasión radical, como te vería tu creadora.
Con amor radical,
Merce
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