Homenaje a ti, mujer

Unas palabras dedicadas a tí, mujer, con el deseo de impulsarte a abrazar plenamente quien eres, sin reservas, y a que salga a la luz, tu luz propia.

En mis sesiones y conversaciones suele salir el tema acerca de la relación conflictiva de las mujeres con sus cuerpos y con su estatus en la vida cotidiana.

El deber, Versus lo que es y se siente.

El colectivo de nuestra sociedad transmite un ideal femenino, que va desde la actitud, hasta las profesiones, hasta el de que las curvas o proporciones deban ser de cierta manera que etiquetan como “perfectas” (¿como si la perfección existiera? ¿y el sabor por la auténtico, la riqueza de lo diverso, lo humano?).

Todo, por nombrar solo unos ejemplos, está definido según criterios anclados y antiguos.

Los requisitos de perfección como hijas, mujeres, madres y abuelas se han erigido durante tantos siglos, que inconscientemente todas las mujeres están apegadas a ellos, con mayor o menor fuerza, siguiéndolos automáticamente hasta que no pausan a tomar conciencia, desaprender, y liberarse.

Homenaje a tí, mujer

Hoy, con estas palabras, quisiera hacer un llamado a cada una de las mujeres para que se tomen el tiempo de sentarse consigo mismas, de respirar unos momentos y de tomarse el tiempo de conectarse con el (gran y maravilloso) espacio de su corazón para sentir el amor, el amor propio sin reservas, hacia su propio ser tal y como es, hacia su propio cuerpo, por sus cualidades y defectos, por sus fortalezas, virtudes y debilidades.

En ese momento de pausa sincera y honesta con una misma, es posible que aparezcan pensamientos, arrepentimientos, dudas, emociones…, que sean todas las bienvenidas.

El sentimiento de que.. tal vez no siempre fuimos la hija que nuestra madre o padre esperaba, de que a veces hemos fallado como compañera, amiga o esposa, de que somos una madre imperfecta o una abuela demasiado independiente… acoge todo esto como una parte de ti que tiene el derecho a existir, sin juicio.

Libera tu corazón de esta presión interna de exigirte ser quien gobierna todo para que todos se sientan bien y que todo suceda para bien.

Libera tu corazón de esta presión interna de tener que sostener, hacer, reparar, arreglar todo para los demás. De esa presión interna de tener que administrar todo en una perfección social e idealista.

Y te darás cuenta que al liberarte de esas presiones autoimpuestas y heredadas, socialmente y/o culturalmente, te redescubres: Una tú libre, emocional y mentalmente. Una tú que irradia de amor abundante sin juicio ni condiciones (propio y hacia el mundo), de paz (consigo misma y con el mundo) y de compasión.

Y tú, esencia verdadera que se oculta dentro de tí, ¿cuál sientes que es tu lugar como Mujer en tu propia individualidad?

Sí, la mujer tiene poder. Un poder enorme. Que se hace fuerte y puede salvar el mundo con su amor compasivo y abrazo incondicional. Y sería una pena que mueras sin haber conectado ni conocido con tu poder de amor puro abundante y esencial. Sin dártelo ni darlo. Por miedo al rechazo o a la crítica.

Como nuestra Madre Tierra, ella es el centro sobre el que gravitamos y sin el cual no seríamos. Quien alimenta, acoge, ama, protege. Sin embargo, como la Tierra, agotamos sus recursos, la cargamos con lo que ya no queremos y le pedimos mucho.

La realidad es que la mujer debe ser amada, honrada, respetada para que a su vez pueda ser libre, tranquilizadora, amorosa, rejuvenecedora.

Y la primera que debe darse todo eso, no es una pareja, o un compañero, o un jefe, es una misma.

La mujer es un ser excepcional, capaz de dar amor incondicional a sus hijos, amor devoto a su compañero de vida, a sus padres y a los demás. Siendo este uno de sus puntos fuertes y lo que le permite ser tan fuerte en muchas situaciones. Pero a qué precio cuando es insano…

Se convierte en debilidad cuando sólo dirige este amor por los demás, no a ella misma, y al final la apaga poco a poco.

Cuando no estableces los limites sanos que sabes que deberías establecer, pero te da miedo comunicarlos o establecerlos. Como si hicieras algo malo al ponerlos…

Buenas noticias, mujer, no haces nada malo al comunicar y establecer tus límites. Esta bien hacerlo. ¡Es tu derecho y tu deber! ¡Practica a diario!

Es esencial amarse a una misma con este mismo amor incondicional que ofreces a tus hijos, y no hay nada de egoísta en ello.

Aprender a amarse a sí misma en su totalidad es un desafío a diferentes niveles para cada una.

Hablemos de este cuerpo físico, ¿qué mujer nunca se ha dicho a sí misma que no le gusta tal o cual parte? O que esto es demasiado o no es suficiente… Todos sabemos cómo nuestra mente nos “atormenta” con esto.

Os invito allí, a la indulgencia, al perdón y al verdadero amor por tu cuerpo que es tu templo. Es fundamental aprender a mirar tu cuerpo tal como es, porque es tu realidad. Es como un mapa de la vida, con toda la historia de tu experiencia escrita en él (lesiones, embarazos, dietas, momentos de la vida, etc.).

Recuerda: Tu cuerpo es un lugar seguro para tu alma para vivir.

Repítetelo tantas veces como necesites

Da la bienvenida a lo que eres con este amor incondicional que puedes tener por los demás.

Desde la interpretación competitiva, pobre y dualista de la sociedad, siempre hay algo mejor, ¿pero es ese el entendimiento que nos enriquece, que complementa, que coopera, que nos hace crecer? ¿es esta visión la que quieres hacer tuya? Lo que importa es tu visión de este cuerpo que habitas. Si sientes la necesidad de arreglarlo, ¡hazlo! Pero solo para ti y porque tú lo quieres, y no para los ojos de los demás. Sólo por amor y respeto a tu Ser. ¡Honra tu templo!

Hablemos del corazón, que es un océano de emociones que puede navegar desde una orilla de alegría a una orilla de ira o tristeza, varias veces en el mismo día. Esto es agotador de sostener o manejar. Demasiadas veces demuestras que todo está bien, con los hijos, nuestra pareja o en el trabajo, que todo está bajo control, detrás de una máscara donde se esconde el agotamiento, el miedo y la pérdida. Este es el lote diario de muchas. Como si te estuviera prohibido tener “defectos” (normalicemos: sentimientos humanos) en todos estos roles que te toca jugar en esta vida.

Te diré una cosa: No son defectos. Se le llama defecto o debilidad desde esa visión simplista y dualista de la sociedad. Pero no lo son. Son emociones. Son momentos. Son circunstancias. Son aprendizajes… que fluyen. Dejemos de etiquetar. Dejemos de excluir y pasemos a abrazar, EL TODO, sí. Porque no hay noche sin día, todos son uno y van de la mano.

Las creencias colectivas y transgeneracionales nos influyen a todas. No somos superheroínas, ni queremos serlo, somos mujeres reales que experimentan, que descubren y que van aprendiendo poco a poco sus diferentes roles sin conocer de antemano el escenario ni las instrucciones de uso. Y eso nos hace mejores seres humanas. Seres de luz.

Permítete sentir “tus debilidades” (normalízalas), déjate llevar para atreverte a mostrar tu realidad interior, que a veces puede resultar en un gran dolor (pista: te dolerá más intenso y por más tiempo mientras lo intentes esconder). No serás juzgada ni menos amada (si tú no te juzgas a ti misma). Al contrario, lo que te atreverás a mostrar es tu verdadero SER, y te hará más fuerte porque sentirás que esa llama interior recupera su poder. Darás una salida a esos miedos, a esas inseguridades, a ese dolor… y al moverlos, se transforman en amor, entendimiento, crecimiento y compasión. (si quieres probar como sanar y liberar a través del movimiento, te invito a probar mi clase de Meditanza que puedes hacer desde tu intimidad, desde donde quieras)

No podemos culpar a otros por no amarnos o por no entender. Descúbrete y escucha. Cuando aprendes a amarte, de verdad y sin reservas, es allí donde un nuevo mundo empieza.

Lo que es precioso aquí y ahora es estar en presencia y conexión de lo que eres hoy, ya, ahora, y recibirte como un todo con tus brazos abiertos. Sabiendo que eres cambio constante. Y eso es una maravilla.

Siente lo que se ha vuelto demasiado pesado o inútil para tu mujer de hoy y déjalo ir. Si lo vuelves a necesitar más tarde, ya lo recuperarás. Confía. La vida es sabia.

Atrévete a tomar el derecho de ser bella según tu propia definición fluctuante, y vivir en total alineación con tus propios valores y corazón, permitiendo así que tu luz interior brille y pulse.

Te acompaño con alegría en el proceso de despertar tu energía como mujer y como Ser, y en el de aceptarte y amarte sin reservas.

Con toda mi alegría,

Merce ~Fundadora de Alohaua, y una mujer más.

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